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sábado, 19 de diciembre de 2009

MALAYSIA

Octubre 23 a noviembre 3

Aparte del interés por conocer las Torres Petronas, fuimos a Malasia para ver la carrera de Moto GP en el circuito de Sepang el fin de semana del 24 y 25 de Octubre. No teníamos muchas expectativas sobre lo que el país tenía para ofrecer, pero estábamos muy equivocados ya que la unión de tres culturas, la topografía y sus miles de kilómetros de playas en continente e islas hacen este destino fascínate y exótico.

Motogp Grand Prix of Malasia (Sepang F1 Circuit )
El día 24 sábado, comenzó muy bien con un desayuno buffet completísimo en el hotel Melia de Kuala Lumpur donde nos quedamos, diferente a todos los buffet de hoteles de cadena, porque tenía toda la mezcla de la cocina malaya, india, china y occidental. Por primera vez pudimos cambiar la tocineta, el croissant y el huevo, por curry con chapati, samosas, y otras delicias que no dudamos en probar. Nos montamos en el monorraíl hacia la estación central y el vagón ya iba lleno de aficionados con camisetas, banderas y cachuchas de motos, en la estación tomamos un bus que nos llevaría directo al circuito. Al llegar nos llamó mucho la atención la poca cantidad de motos, comparado con los circuitos que hemos visto en Europa, pero la modernidad y buena organización de este escenario nos metió en el ambiente de carrera rápidamente. En el centro de la entrada a las tribunas, tenían un stand con motos exhibidas y los pilotos llegaron a firmar las camisetas y fotos para los aficionados, tan de buenas nosotros que el carro que traía a Valentino Rossi nos paró justo al frente y pudimos tomarle la foto más cerca que nos hubiéramos soñado.





Este circuito fue construido en los 90’s, está ubicado a 45 Km. de Kuala Lumpur cerca al aeropuerto; Es uno de los más modernos que existen y tiene una distribución especial, las tribunas principales están en el medio de toda la pista, entre las dos rectas principales, y el resto de las tribunas están alrededor de estas dos rectas, de manera que la visión de los espectadores tiene mucho alcance, se puede disfrutar de la carrera en todo su esplendor, en medio de un paisaje tropical muy lindo, rodeado de montañas verdes y palmeras. El sábado estuvimos todo el día allá, viendo las clasificaciones de las tres categorías en un día muy caluroso y soleado, pudimos contagiarnos con el ambiente de los fanáticos que animaban sus corredores con camisetas y banderas. Omar se pudo deleitar como siempre entrando a todas las tiendas de camisetas, gorras, cascos y chaquetas con los motivos de los equipos. Valentino Rossi dio un perfecto espectáculo clasificando primero para la carrera del domingo, lo cuál lo ponía en ventaja, para lograr obtener el título mundial del año, dado que solo tenía que llegar cuarto, y ganaba el campeonato por adelantado.



El domingo de carrera amaneció muy lindo el clima y salimos bien temprano del hotel para llegar a tiempo al circuito, esta vez no pudimos entrar a las tribunas centrales, ya que nuestra boleta era para la tribuna de la primera curva K1, así que nos ubicamos allí y empezó la acción desde las 9 AM, estuvimos allí hasta las 5pm cuando se terminó la última carrera. En 250 ganó un Hiroshi Aoyama, Japonés. Los locales felices porque por primera vez dos malayos patrocinados por Air Asia corrieron y terminaron 14 y 16 en la carrera de 125 c.c. . y Valentino Rossi llegando tercero en medio de una carrera atrasada por una tormenta que llegó justo antes de comenzar la carrera. Con esto celebró su séptimo título mundial y cerró un nuevo capitulo en su gran carrera celebrando en el podio con una camiseta que decía “gallina vecchia” recordando que en la rueda de prensa dijo que estaba muy contento por tener la posibilidad de ganar de nuevo el campeonato estando tan viejo (hoy en día tiene 28 años), ya que las gallinas viejas no se supone que ponen huevos.




La salida del circuito no fue fácil, la cantidad de gente, carros y buses hicieron un gran colapso del parqueadero, así que nos tomó más de 3 horas regresar a la ciudad, pero pudimos quedar con un gran recuerdo de estar de nuevo en un evento de primera categoría como este, que hará parte de la historia de este deporte.
Kuala Lumpur
Cumplido el primer objetivo de nuestra visita a Malasia, nos dispusimos a visitar los lugares principales de este país y por supuesto debíamos empezar con las famosas torres Petronas. El día lunes nos fuimos temprano y visitamos los iconos principales de la ciudad, en medio de un día medio lluvioso, lo cuál es muy común en este país, la humedad constante hace que la ciudad tenga un aspecto particular, los edificios están sucios y manchados por la lluvia, dando apariencia de sucios, sin embargo, la ciudad tiene muchos parques verdes y siendo una de las más modernas de la región, es una metrópoli muy interesante. La torre de telecomunicaciones está situada en medio de un parque cerca del centro y permite visitar el observatorio desde donde se aprecia toda la ciudad, los edificios con estilo árabe combinado con arquitectura occidental le dan un toque único a KL (Kuala Lumpur). Las torres están unas pocas cuadras al norte de allí, y están construidas en todo el centro financiero de la ciudad, con un pequeño parque con lago, desde donde se puede ver la magnifica silueta que forman estas dos impresionantes estructuras de acero inoxidable unidas por un puente.




Plaza de la independencia



Edificio de correo PosMalaysia

Para trasladarse dentro de la ciudad, hay muchas opciones incluyendo monorraíl, que es un metro elevado, similar al de Medellín pero con vagones más pequeños, hay también 3 líneas de metro subterráneo y una línea de buses muy bien organizada. Lo que llama la atención es que las líneas de metro parecen ser concesiones independientes, así que en algunos lugares de la ciudad se puede encontrar hasta 3 estaciones diferentes, lo que implica salir a la calle para pasarse de línea en algunos casos.
Historia
La península malaya ha sido el lugar de muchos de los eventos importantes de esta región durante siglos, por lo que tiene una extensa e interesante historia.
 
El 23,7% de la población es ascendencia china, y el 7,1% india, en particular de origen tamil pero también de Kerala, Panyab, Bengala y Gujarat. Otros lugares de origen son el Medio Oriente, Tailandia e Indonesia. Los europeos y eurasiaticos comprenden británicos instalados en el país desde tiempos de la colonia, así como una fuerte comunidad kristang en Malaca.

La lengua oficial de Malasia es el malayo pero el inglés es hablado en la mayoría de las localidades del país.


La comunidad china practica el budismo y el taoismo, y se comunica en mandarín, hokkienés, cantonés y hakkanés. La india es predominantemente hinduista y de origen tamil. Una buena parte fue forzada a migrar por parte de los británicos. También hay una comunidad sikh de 100,000 personas.


Malasia es una sociedad con múltiples etnias, cultura. En 2007 tenía una población de 26,6 millones de habitantes, 62% bumiputeras (malayos étnicos y grupos indígenas), 24% chinos y 8% indios.

La moneda oficial es el Ringgit y la tasa de cambio en el momento de nuestra visita era de 3,4 ringgit por dólar (MYR/USD).
Kuala Lumpur - Penang
Decidimos irnos al noroeste en bus para conocer la isla de Penang, la cuál esta unida al continente por un largo puente y es su capital es una ciudad bastante interesante y bonita, la zona antigua está llena de casas y edificios estilo colonial con una mezcla especial de arquitectura europea, china e india; convirtiendo su visita en una experiencia muy enriquecedora. Visitamos un fuerte sobre la playa al norte, parecido a los que tenemos en Cartagena, también hay varias casas de antiguos personajes importantes chinos, que tuvieron su apogeo siglos atrás y decoraron sus mansiones con una mezcla rica en artículos finos de oriente y occidente.


Dim Sum verdadero en Penang



El hotel que escogimos resultó ser uno de los atractivos mismos de la ciudad, una pequeña casa colonial en medio del barrio chino, con paredes altas blancas y puertas y persianas en madera oscura, donde nos dieron una habitación sencilla pero muy linda en medio del patio central de la casa. En realidad era un hostal, decorado con muchísimo gusto, confortable y lleno de viajeros de todo el mundo, con quienes no dudamos en intercambiar experiencias; Entre ellos estaba una argentina llamada Laura y una pareja de novios de Medellín, también conocimos a un Australiano de origen chino quien dice que Colombia es el mejor país del mundo, ya ha vivido en Santa Marta por un tiempo y piensa regresarse en unos meses para vivir mucho más.




Tal vez una de las características más distintivas y atractivas de Malasia es su diversidad cultural, lo cuál se refleja en su arquitectura, su gente y por supuesto, su cocina. En Penang recomendados por la recepcionista malaya de origen chino, fuimos a un pequeño restaurante de barrio especializado en Dim Sum, la cocina originaria del sur de china, donde nos pudimos deleitar de nuevo con una gran variedad de dumplings, buns, gyosas, que tienen dispuestos en unos carritos de vapor pequeños (parecidos a los que usan los restaurantes para presentar los postres y ofrecerlos directamente a las mesas) que permiten tener todo muy bien presentado y caliente al servir, así pasamos nuestra primera noche acompañados por un tradicional té. La noche siguiente nos fuimos en medio de una tormenta impresionante a buscar un lugar para comer ‘mariscos y encontramos un buen lugar al norte de la ciudad cerca a un centro comercial donde resultamos comprando gafas de sol para Susa, ya que las suyas se las robaron en Tailandia unos días antes de irnos; resultamos haciéndonos amigos de los vendedores, porque al momento de pagar nos dimos cuenta que no teníamos la billetera y que el efectivo no alcanzaba, por lo cuál ellos nos hicieron el favor de llevarnos hasta el hotel en su propio carro y recibirnos el pago allí directamente, dado que era casi la hora de cerrar el almacén. La gente es bastante amable en este país y sobretodo en las ciudades pequeñas como sucede en casi todas partes.

Isla Langkawi
Teníamos que seguir andando como es costumbre en esta pareja, así que decidimos ir un poco más al norte a una isla que está justo en la frontera con Tailandia, en el mismo mar Andaman. Tomamos el ferry de la mañana en el muelle de Penang, y era un bote bastante antiguo, muy feito por dentro pero en dos horas nos llevo sanos y salvos a la súper turística isla de Langkawi. Este es tal vez el destino turístico por excelencia de los Malayos. Esta supremamente bien desarrollada y conservada permitiendo disfrutarla al máximo sin mucho esfuerzo. La isla es grande y tiene muchas playas donde hay diferentes resorts y muchos hoteles pequeños para hospedarse, la más grande se llama chenang y fue donde decidimos hacer nuestra base, llegamos a medio día y caminamos con nuestras maletitas por toda la calle principal entrando a cada hotel que lucía ajustarse a nuestro presupuesto, hasta que encontramos un pequeño hotelito, propiedad de una familia malaya que resultó suficiente para disfrutar de la espectacular playa de arena blanca y el buen ambiente nocturno del lugar. Al lado del hotel había un pequeño bar como de reggae que tocaba música en vivo todas las noches, con mesitas sobre la arena y un ambiente muy rico, allí nos pudimos tomar algo con una pareja de holandeses y dos amigos alemanes que nos conversaron todo el rato.

Los restaurantes de la playa nos sorprendieron gratamente por su gran calidad y variedad, pudimos encontrar un lugar inolvidable de comida de mar, una familia china tiene el local más bonito y concurrido donde la gente hace fila todos los días al frente de una barra de langostas, langostinos y pescado frescos del día, de donde se escoge y se paga por peso y lo sirven perfectamente cocido en 3 o 4 variedades tradicionales con toque chino, la langosta a la parrilla, los langostinos con pimienta negra y soya, y el pargo a la parrilla con ajo rayado frito, fueron sabores que acompañados por champaña disfrutamos en las dos noches que fuimos y recordaremos mucho tiempo. Otro lugar especial fue una pequeña pizzería de locales que resultó muy particular, por la forma de servir la cerveza; Malasia es un país musulmán y por esto el alcohol es restringido, en este lugar clandestinamente servían cerveza local (tiger, etiqueta azul y carlsberg, etiqueta verde), para evitar el riesgo de policía nos ofrecieron amablemente te verde o te azul para acompañar la cena y en realidad resultó ser cerveza servida en tasa de té.





Luego de tres días descansando, trotando en las tardes y comiendo rico, decidimos ir a recorrer el resto de la isla y nos encantó, alquilamos la tradicional motico scooter del sudeste asiático y nos fuimos a ver las cataratas que hay en el norte, unas playas públicas espectaculares muy bien conservadas y pasamos por la marina donde la gente de las casa privadas tiene sus yates; la naturaleza y paisajes de este lugar son muy especiales ya que el país esta cerca de la línea del ecuador, por esto es muy verde, tiene hermosas montañas, ríos y valles que resaltan el azul intenso del mar y el blanco de sus playas.





Luego de tres días descansando, trotando en las tardes y comiendo rico, decidimos ir a recorrer el resto de la isla y nos encantó, alquilamos la tradicional motico scooter del sudeste asiático y nos fuimos a ver las cataratas que hay en el norte, unas playas públicas espectaculares muy bien conservadas y pasamos por la marina donde la gente de las casa privadas tiene sus yates; la naturaleza y paisajes de este lugar son muy especiales ya que el país esta cerca de la línea del ecuador, por esto es muy verde, tiene hermosas montañas, ríos y valles que resaltan el azul intenso del mar y el blanco de sus playas.

De regreso en KL
Volamos en nuestra aerolínea preferida de regreso a Kuala Lumpur, Air Asia nos ha llevado de viaje por toda esta parte del mundo en sus aviones Airbus nuevecitos por precios increíblemente bajos que nos soñaríamos en América, su sede está en KL y llega directamente al aeropuerto de bajo costo (de carga) donde se toma un bus para la ciudad por solo 14 Ringgit (4 USD), con un solo día restante antes de nuestro vuelo hacia Australia, decidimos salir a admirar las torres de nuevo, madrugamos a la recepción para hacer la fila donde te entregan las entradas gratis para el tour subiendo al puente que une las torres. Tocada ver donde es que pasaron Sean Connery y Catherine Zeta Jones en la película del robo al banco. En la fila nos impresionó muchísimo la diversidad de culturas y razas que había, anglosajones, latinos, indios, africanos, sikhs, chinos, japoneses, etc…. La fuerza y dinamismo del turismo en esta zona del mundo es algo que nos soñamos ver algún día en nuestro país.



Las torres fueron construidas por la empresa petrolera de Malasia, Petronas líder en la producción y comercialización de derivados del petróleo en la región, una marca que vemos fácilmente en eventos de gran nivel como formula uno y motogp. Al subir al puente se pueden tomar todas las fotos de la ciudad y de la estructura de las torres que son una verdadera joya, un edificio impecable, con acabados perfectos y un diseño muy particular que tiene un toque religioso y muy representativo de la cultura Malaya. Al salir le tomamos de nuevo todas las fotos de rigor, y no nos cansamos de admirarlas. Las torres Petronas pueden calificarse sin temor a equivocarse como el edificio (rascacielos ) más bonito del mundo.



El 3 de noviembre nos llegó la hora de despedimos de Asia, observando esta hermosa ciudad desde el avión con nostalgia, pero felices de haber tenido la gran oportunidad de conocer a fondo esta región del mundo, donde aprendimos de sus diversas culturas, nos deleitamos con los más deliciosos platos, y disfrutamos a tope sus hermosos destinos turísticos, que son tan fáciles y convenientes de visitar, por el buen desarrollo en infraestructura y porque tienen un inigualable value for money (relación calidad precio).


Desde el puente de las torres Petronas

Hasta luego Malasia y Sudeste Asiático, seguro que volveremos!!

martes, 10 de noviembre de 2009

TAILANDIA PLAYAS

Primera Parte: Agosto 21 a septiembre 3 (antes de ir a Singapur, China y Japón)

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Por fin en las playas paradisíacas del sur de Tailandia
Después de salir de Siem Reap, muy satisfechos y con el ánimo a tope, nos embarcamos en un avión de Bangkok Air, aerolínea boutique del sureste asiático, un avión impecable, pintado con figuras y pececitos de colores y con la tradicional atención de las tailandesas nos llevó placenteramente de vuelta al país que ya parece nuestro hogar en este lado del mundo.
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Llegamos a Phuket, Mauro y Patri se hospedaron en el espectacular JW Marriott de la playa Mai Khao al norte de la isla y nosotros en un hotel pequeñito en la bahía de Bang Thao en Anchan Beach Resort que es una pequeña villa de cabañitas alrededor de una piscina muy chévere. Las Cabañas son muy amplias con bañera aparte de la ducha, salita, nevera, wifi y terraza afuera, la gente del hotel es muy querida, nos sentimos muy cómodos, como si tuviéramos una casita lejos de casa.
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Al día siguiente hicimos un recorrido de exploración en una moto que alquilamos por solo cinco dólares el día. Phuket es muy grande, para ir de norte a sur por la autopista principal uno se demora una hora, así que para moverse de una playa a otra es necesario un carro o una moto porque en taxi es muy caro. Es una isla muy verde, el espacio que no tiene hoteles tiene cultivos en especial de caucho. Las playas más desarrolladas para el turismo son las de oeste, especialmente las del sur. Al norte están los resorts más bonitos de las grandes cadenas, pero éstos están muy lejos del comercio y el bullicio, así que queda muy poco para hacer después de la playa y la piscina y si se quiere comer fuera del hotel, el taxi puede ser carito.
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La playa en la que está nuestro hotel, Bang Thao, queda en la mitad, hacia el sur está Surin con algunos restaurantes al borde de la playa y es famosa porque se practica surf. Más al sur está la larguísima Kamala beach que tiene muchos más hoteles y resorts y varias calles detrás de la playa con comercio, bares y restaurantes. Un poco más al sur está Patong, la playa con más gente, negocios y hoteles y luego Karon y Kata. Al norte está la playa del Laguna Beach Resort un complejo hotelero grande, muy bonito, con lago artificial y una playa amplia, especial para familias. Caminando por la playa del hotel vimos unos elefantes bebés que estaban montando a niños y hacían todo lo que el domador les pidiera, hasta se sentaba, cruzaba las patas y subía la trompa para que los niños se tomaran la foto, que hermosura de animales. Más al norte está la playa que más nos gustó, Nai Thon no tiene ni hoteles ni restaurantes sobre la playa por lo que está mejor conservada. Hay algunos hoteles muy sencillos cruzando la calle, y hay uno nuevo que se llama Naithonburi beach resort, divino, con una piscina espectacular y estilo tailandés, muy moderno. La falla es que la playa está lejos de todo y si se quiere algo más que playa se necesita transporte.
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Después fuimos a Mai Khao a visitar a Mauro y Patri, la idea era pasar un día de playa ahí, pero nos cogió la noche en la vuelta de reconocimiento y llegamos como a las cinco. El JW Marriott es divino y la playa muy bonita, un poco grande, de la playa al cuarto más menos media hora caminando… Ellos alquilaron un carro para que fuéramos a conocer a Patong Beach, famosa por la vida nocturna. Saliendo del hotel se largó un aguacero, Omar se emparamó en la moto mientras en resto lo seguíamos en el carro. Teníamos todas las pilas para pegarnos una súper rumba, pero Patong no resultó siendo lo esperado. Hay una calle peatonal que se llama Th Bang donde están los bares y discotecas, entre ellos barras con travestis y prostitutas bailando. Entrando a las discotecas había muchos extranjeros borrachitos y mujeres locales solas, así que decidimos que no era nuestro ambiente y nos fuimos a comer a otro lado. Nos pareció que los turistas en búsqueda de sexo contaminan el ambiente a punto de generar sensación de inseguridad. Es medio incomodo ver al blanco jubilado y canosito caminando de la mano de una local de menos de veinte años.
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La verdadera comida de mar barata
A partir del segundo día, llovió todos los días y el mar estaba bastante picado. Así que en vez de playa disfrutamos de la comida. Nos fuimos los cuatro en el carro para el sur de la isla a un muelle que se llama Rawai. Ahí los pescadores ofrecen la pesca del día y cruzando la calle hay restauranticos donde cobran dos dólares por cocinar un kilo de comida de mar. Nos deleitamos seleccionando un banquete sin precedentes. Todo lo vendían por peso, tenían langosta a 500 baht el kilo o sea usd14, langostinos tigre a usd14/kilo, langostinos King como de 250 gms cada uno a usd7/kilo. Pargo rojo, sierra y butter fish a usd14/kilo. Ofrecían calamar, dos tipos de cangrejo, etc., etc. Nos supimos comer 1 kilo de King prawns (langostinos), un pargo rojo de 1 kilo, medio kilo de calamar, y una langosta de 500 gms. Pasamos con cerveza local Chang, la comida más deliciosa y abundante del viaje!.
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Mauro y Patricia se despidieron esa noche, y con mucha nostalgia regresamos a nuestro hotel para dedicarnos a descansar y actualizar un poco nuestro blog, además de muchísimas tareas que teníamos para preparar nuestro próximo viaje a China, Japón y Singapur.
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Surfing en el mar Andaman
El día amaneció mucho más claro que los anteriores y nos animamos inmediatamente a ir a la playa de Surin, fuimos derecho al surf school de Luke y en unos minutos Omar ya estaba metido en el agua con una tabla de surf, unos instructores locales tenían la dura tarea de lograr que se parara. Su método era muy distinto al que tuvo en Perú, donde lo empujaban desde atrás con aletas, sosteniéndole la tabla mientras se paraba. En este caso, ellos estaban en otra tabla y simplemente le daban instrucciones cuando nadar y cuando pararse. El mar de esta playa es perfecto para aprender a surfear, dado que la ola se forma a lo largo de toda la playa, es lo que se conoce como ola de arena, contrario a lo que vimos en Perú que eran olas de coral o de acantilado, las cuáles se forman en los extremos de la bahía y son más peligrosas porque al caer uno puede golpearse con el fondo de piedra.
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Este día el mar estaba perfecto, como para campeonato, las olas se formaban ordenadamente, con una altura moderada, y la marea se mantuvo baja durante casi toda la tarde. Omar en su afán por aprender, puso toda su energía en esta tarea, y nadó fuertemente cada ola que podía coger logrando pararse más de una vez, por supuesto, no duraba mucho corriendo la ola, pero estaba tomando el ritmo requerido. Luego de una hora de lucha, salió a la playa a descansar, pero no duró mucho tiempo, 5 minutos más tarde se fue de nuevo al agua, luego de ponerse anti solar para evitar la insolada típica del surfista. Así siguió intentando durante 2 horas más y se salió. Nos quedamos descansando en la playa leyendo libros y como a las dos horas le dio por volver al mar, esta vez no duró mucho, ya que la marea subió un poco y su energía estaba agotada totalmente. La felicidad de haber encontrado un lugar adecuado para aprender, tener tantos días disponibles para ensayar y estar en un lugar donde no había demasiados surfistas, prometía el mejor escenario para coger el ritmo de este difícil deporte.
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Esa noche cenamos sobre la playa, comida típica tailandesa, hablamos con los surfistas (había uno de Brasil) y los locales. Temprano nos fuimos a dormir. Omar cayó fundido en la cama, al día siguiente el efecto Surfing no se hizo esperar, Omar casi no podía ni pararse de la cama, parecía que estuviera lesionado, le dolían los brazos, las piernas, la espalda y la cara estaba roja del sol y se sentía demasiado débil, mejor dicho casi se muere!! Susa no hizo más que reírse y decir que ella sabía que iba a pasar, es que cuatro horas de nadar contra esas olas es algo que requiere muchísimo estado físico, y hace más de 2 meses que no hacíamos deporte, así que el molimiento era total. De manera que nos tuvimos que quedar en la casa y el segundo día de surf tuvo que esperar hasta la mañana siguiente, pero muy temprano nos levantamos y el clima nos hizo una mala jugada de nuevo, el cielo estaba totalmente nublado y los aguaceros no paraban, parecía el diluvio universal.
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El clima fue empeorando a tal punto de pasar algunos días enteros en nuestra maravillosa villa descansando y viendo caer agua como nunca habíamos visto. Los monzones son en serio, cae y cae agua como si estuvieran vaciando una represa encima. Pero en nuestro hotel nos trataban como si fuera nuestra finca y nos sentimos tan a gusto que no nos importó. Luego de varios días decidimos irnos en busca del sol, tomamos un bus desde Phuket hacia Samui, una isla al lado oriental del país ubicada en el golfo de Tailandia.
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En busca del Paraíso en scooter (Koh Samui)
El bus se tomó 5 horas en llegar al puerto de Surat Thani y el ferri unas dos horas hasta la isla (720 baht por persona incluido el ferri). Inmediatamente negociamos nuestra scooter, una motico Yamaha automática de 110 cc que gracias a nuestras maletas parecía más una moto de súper-turismo. Susa se puso su maleta en la espalda como back pack y Omar puso la mochila entre las piernas, cascos de plástico y a explorar se dijo!! a encontrar un buen hotel para pasar nuestros siguientes 5 días. El clima estaba perfecto, y la isla es preciosa, se parece un poco a San Andrés hace unos años, en media hora llegamos a la playa de Bo Phut, y en el Fisher Village encontramos un lugar encantador, Baan Bo Phut.
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El hotel es como una pequeña casa de playa con 9 habitaciones. Tiene estilo minimalista con toques sutiles de arquitectura tailandesa, paredes blancas, techos de madera con terminado en punta y algunas paredes con murales de figuras de Apsaras (bailarinas celestiales) como las que vimos en los templos de Camboya.
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Lucy una inglesa que estudió en Australia es la administradora y los dueños son sus padres que viven en Dubái, además de ser muy conversadora, vela porque todo esté en orden y los huéspedes se sientan a gusto. El jardín del frente es de unos 10 x 8 metros y la playa debe tener el mismo tamaño, eso es propiedad del Rey, pero el cuidado está a cargo del hotel. La bahía tiene el nivel del agua muy bajo y al lado hay un muelle donde anclan barcos. A lo lejos se ve la isla Koh Phangan.
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vista desde la piscina
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Nos dedicamos a descansar, el clima estuvo perfecto. Pasamos las tardes al son de unos caipiroskas que nos preparábamos con un vodkita de contrabando que teníamos en el cuarto. Tik, el bar tender, nos daba hielo y limón y nos conversaba hasta media noche. Nos contó sobre las famosas fiestas que hacen en Koh Phangan. Resulta que hace varios años a un pequeño hotel de backpackers le dio por celebrar un cumpleaños en una noche de luna llena, particularmente ese día tenían muchos huéspedes jóvenes de varios países y esa noche fue una gran fiesta donde se vio y vivió de todo. La fiesta tomó tanta fama que la siguieron haciendo cada mes en luna llena. Hoy en día llegan visitantes de todas partes del mundo unos días antes a esa playa o a las vecinas para no perderse la famosísima Full Moon Party. Para minimizar el efecto ahora hay half moon party, y black moon party, así que siempre hay fiestas es Koh Phangan.
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Tik nos cuenta que las fiestas son una locura, la mayoría son jóvenes entre 16 y 24 años, en su mayoría backpackers que buscan entre la multitud como pasar una fiesta extrema, donde la droga es el principal medio de energía y los niveles de intoxicación llegan al punto de que las parejas tienen sexo en medio de la fiesta, mientras el resto de participantes gritan de euforia. Un verdadero Woodstock moderno. Obviamente esto causa todo tipo de imprudencias y accidentes, dado que todos no caben en el mismo hotel, muchas personas deben trasladarse al final hacia otras bahías de la isla e inclusive hasta la isla grande de Samui, por lo que muchos botes salen sobrecargados y hay peleas entre los jóvenes por lograr un lugar para regresar.
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El tema más curioso es como un país con una ley tan estricta anti drogas puede ser sede de un evento como este. Según el relato de Tik, la policía de Tailandia tiene un nivel de corrupción altísimo, dicen que los policías de la isla se lucran del negocio de la droga y para esto recurren a todo tipo de mañas. Le cobran comisión a los bartenders (principales vendedores), a los hoteles, inclusive hacen acuerdos con los vendedores para que informen a los turistas que compran las drogas, así los cogen por su lado, los asustan diciendo que van a ir a la cárcel y luego les reciben una buena cantidad de Baht por olvidar el tema, los turistas quedan sin droga y sin plata. Según Tik, es tan rentable para los policías, que muchos de los que están asignados en las ciudades al interior del país, pagan una suma altísima de Baht por lograr que los asignen a trabajar en la isla. Todo esto suena bastante intimidante, pero la seguridad y la calma que se siente en la isla es muy buena y uno siempre se siente seguro, tal como en los otros lugares que visitamos en Tailandia.
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Comer en el Fisher Village estuvo facilísimo, la bahía tiene decenas de restaurantes sobre la playa de todos los estilos y precios, con un ambiente encantador. Gracias a la recomendación de Tik fuimos a un restaurante muy sencillo sobre la carretera principal, donde la mayoría de clientes eran locales, tenían comida de mar y thai de todo tipo y la calidad de la comida fue excelente, nos comimos un par de ostras grandísimas, tal vez las ostras con más carne que nos hemos comido en la vida. La cocina del hotel resultó ser de alto nivel, Tik nos recomendó un par de veces los platos y hasta nos dio las recetas para hacerlas en Colombia; comimos sopa de pollo con leche de coco y pad thai una vez, y la última noche, enviaron al mercado a comprar unos langostinos King y medio kilo de mejillones, para prepararnos la más deliciosa cena que tuvimos allá, los langostinos estaban hechos a la plancha con una salsa a base de cerdo molido y especias, y los mejillones tenían vegetales y papa picada, gratinados. Así nos despedimos de nuestra placentera estadía en Samui, y prometimos regresar después de nuestro viaje por China, Japón y Singapur.
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La jornada de viaje más larga y variada de todo el año!
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Baan Bo Phut (Samui, Tailandia) – Beijing (China) 45 horas y media
Nos fuimos a las 8:30 am del 2 de septiembre en la moto hasta el ferri, ferri hasta Surat Thani, bus para Phuket, busetica (Sawngthaew) hasta nuestra casa en Anchan para pasar la noche, al día siguiente taxi hasta el aeropuerto internacional de Phuket para tomar el vuelo hasta Singapur por Air Asia, llegamos a Singapur a las 12 pm y pasamos toda la tarde en Singapur y regresamos al aeropuerto para tomar el avión de las 00:05 del día siguiente hacia Beijing en China Airlnes, donde llegamos a las 6 am del día 4 de septiembre.
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Al llegar a Phuket resolvimos alquilar una motico que es más barato que tomar un taxi y la aprovechamos apara ir a Patong a buscar unas cositas que necesitábamos y a comer. Comimos en una plaza de comidas callejera donde pedimos un delicioso pollo en leche de coco y un pad thai, en un ambiente muy auténtico, con toldos pequeños exhibiendo la comida fresca y preparándola al frente de los clientes, no podíamos irnos sin comernos el postre ganador “sticky rice and mango” (el arroz pegajoso con mango). Al día siguiente nos llevaron en taxi hasta el aeropuerto internacional de Phuket para abordar nuestro tradicional vuelo barato con Asia Air, casualmente, teníamos restricciones de equipaje y nos tocó sacar cosas de la maleta y llevar una bolsa llena de cosas, entre ellas unas artesanías de madera que venimos cargando desde Camboya.
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Segunda Parte: septiembre 29 a octubre 23 (Después de China, Japón y Singapur)

Indecisos por el clima y los efectos naturales
Septiembre 29 a Octubre 1, 2009
Llegamos a Phuket desde Singapur, habíamos reservado un hotel barato en el centro para poder irnos al otro día temprano a la isla Samui al noreste. Las noticias anunciaban las terribles noticias del tifón que arrasó con Filipinas y Vietnam y estaba próximo a Tailandia. Comenzó a llover muy fuerte y nos sentimos muy desubicados. También había una noticia de tsunami en Samoa. Hasta pensamos en irnos para Bangkok a pedir la visa para irnos para Indonesia. Siquiera no lo hicimos porque al otro día hubo un terremoto muy fuerte allá. Al fin decidimos probar suerte y nos fuimos para la famosa isla de Phi Phi que queda cerca a Phuket.
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Phi Phi Island.
Octubre 1 al 3, 2009
El ferri que estaba repleto de turistas que van a pasar el día a Maya Bay (la playa famosa de la película The Beach), se demoró dos horas. Nosotros reservamos en Casita Hotel en el centro de la isla que es como el pueblo. La Isla está dividida en una parte sur que es reserva natural y es donde queda Maya Bay y el norte donde queda el pueblo y hay otras playas con resorts. A pesar de lo mal que nos habían hablado de la isla, nos fascinó el ambiente del pueblito. Esta lleno de restaurantes, bares y negocios de turismo que son atendidos por viajeros que tomaron un trabajo temporal para financiarse y locales. Así que tiene un ambiente relajado, de fiesta y único, nada elegante, pero auténtico.
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desde el ferri
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en la playa del pueblo
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El primer día estuvimos en playa del pueblo, arena blanca, mar azul aguamarina, restauranticos y bares, pero un poco sucia. Y nosotros que pensamos que por acá todo era más organizado, al parecer en el tercer mundo todo es igual, la población hace milagros para sobrevivir y no hay tiempo para la conservación y el medio ambiente.
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En el bote de cola larga
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Nos dejamos conquistar por un paseo en bote para ver los arrecifes alrededor de la isla. Hicimos tres paradas para hacer snorkeling. En la primera tuvimos mucha suerte, justo en el primer vistazo Omar vio un tiburón leopardo descansando en el fondo, al lado una anémona y varios nemos (pez payaso) alrededor, muchos otros peces como loro, isabelinas, ángeles, león, agujas y trompeta. Tres nadadas espectaculares. A las 5: 30 pm nos llevaron a una lagunita por la que se entra a una isla y luego de atravesarla llegamos a la famosa Maya Bay, tal como Leonardo di Caprio la ve en la película. El guía, un escocés que está de paso en la isla, nos contó que éramos muy afortunados de estar en la playa sin gente, ya que como es un lugar tan lindo y famoso está todo el día lleno de botes rápidos que traen turistas desde Phuket y que arruinan el ambiente totalmente.
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camino a Maya Bay
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Maya Bay
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Koh Phangan, la isla del “full moon party”
Octubre 3 al 10, 2009
A pesar de que nos hubiera gustado estar más tiempo en Phi Phi nos fuimos para la isla Koh Phangan porque el 4 de Octubre era luna llena y por supuesto no nos queríamos perder la fiesta. Fabulosa sorpresa tuvimos al encontrar el hotel que Omar había reservado, Sunset Cove. Playa de arena blanca y agua azul marino, palmeras, piscina sin fin con vista al mar, 30 cabañitas espectaculares y miles de DVD de películas para ver
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desde la piscina de Sunset Cove Resort
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Al otro día por la noche todos los huéspedes del hotel estábamos listos a las 9 de la noche para ir a la fiesta que queda en una playa a 40 minutos. Pagamos por la entrada 100 bahts cada uno, pero quedamos con la sensación que nos tumbaron porque no todo el mundo tenía la manilla (al menos nos queda como recuerdo). Todavía la playa no estaba muy prendida así que comimos. En cada esquina y a lo largo de la playa hay stands donde venden un balde con una lata de cualquier soda y un cuarto de ron o vodka o whiskey. En la playa hay como seis fiestas, o sea, tarimas con un equipo de sonido a todo taco y música electrónica, todas diferentes así que uno va cambiando. La gente, que viene desde todo el planeta, se pinta el cuerpo con pintura fluorescente y salen con pintas loquísimas.
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El ambiente va tomando calor mientras la luna llena ilumina la playa, los baldes se van consumiendo y la gente comienza a caminar en zigzag, bailar encima de las sillas y mesas, y conseguir pareja. Algunos se emborrachan antes de lo planeado y para ello hay puestos de salud y área para dormir. Ya en la madrugada la playa está llena de gente acostada en la arena en mal estado y muchas parejitas amorosas. Pero debemos decir que no vimos el nivel de locura que nos habían pintado y todo fue como un gran rave!. Muchos locales deambulan en la playa y nos imaginamos que son los vendedores de droga, pero no vimos mucho y había mucha publicidad prohibiendo las drogas y alertando sobre los ladrones de bolsillo.
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Estos dos estaban enteritos, durmiendo en la zona de recuperación
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Probablemente ya estamos muy viejitos y la rumba tan fuerte no es lo nuestro, además nos hizo falta el folclor de nuestras playas, la musiquita caliente que anima a todos los colombianos y hace de nuestras playas algo especial.
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A este loco el disfraz le duró hasta el amanecer
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Pasamos varios días disfrutando de nuestro fabuloso hotel, el mar, la playa, el granizado de coco y trabajando en nuestro blog. También terminamos de planear nuestro viaje y compramos todos los tiquetes aéreos que nos hacían falta.
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Koh Tao
Octubre 10 al 13, 2009
Esta isla queda a solo una hora y media de Koh Phangan y es muy famosa por la vida submarina. Nos ubicamos en un hotelito sencillo en una playa al sur de la isla. Justo en la bahía al frente del hotel uno puede hacer snorkeling y hay una islita famosa por los tiburones de aleta negra. Así que llegamos, alquilamos careta, aletas y a nadar. A solo un metro de la orilla ya se ven los peces, muchísimos pegados de los corales comiendo, había de muchos tipos.
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Vista desde la cabaña
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Un poco más adelante pasó un tiburón rápidamente pegadito del fondo, era como de metro y medio, Omar casi se muere de la emoción y Susana el susto!. Pero perseguirlo para la foto era imposible porque es muy rápido, así que nos quedamos flotando y lo vimos pasar varias veces. Así nos pasamos los tres días, haciendo snorkeling alrededor del hotel, viendo el tiburón, las anémonas de base azul fuerte, corales verdes que parecían helechos, el pepino de mar y miles de pececitos. En el hotel había centro de buceo de un inglés que en búsqueda de un cambio de vida viajó por Colombia y Sur América y luego vino a Tailandia donde se quedó y hace dos años monto su negocio. El dive site no nos gustó mucho porque era más rocoso que de coral, pero estuvo interesante pasamos por un túnel y todo.
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Omar que bucea desde hace veinte años dice que es increíble como el mundo submarino se ha deteriorado, en sus primeras inmersiones los corales eran más coloridos y siempre se veían vivos. Tenemos muchas esperanzas puestas en la gran barrera coralina de Australia, ya les contaremos.
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Vista desde el agua hacia el hotel
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Koh Phangan
Octubre 13 al 21
Regresamos al maravilloso Hotel Sunset Cove donde habíamos dejado nuestras maletas. Allí pasamos unas verdaderas vacaciones disfrutando del mar y la playa, así como de todos los sitios ricos para comer que hay en la isla.
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Llegando en el ferri al puerto de Koh Phangan
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El último día nos fuimos para Bangkok en bus overnight. Aprovechamos el día para ir al Chatuchak, un mercado de artesanías muy grande y bonito.
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Por qué tantos días en Tailandia?
Porque la gente es muy amable, el país es muy bonito, tiene ambiente relajado y es fácil de recorrer, es excelente “value for money” y es un perfecto hub para tomar aviones para toda Asia. Otros plus que tiene son la comida y la capital, Bangkok