miércoles, 23 de diciembre de 2009

AUSTRALIA

Noviembre 2 al 29, 2009

Por fin en Australia!
Este era un destino obligado y hasta habíamos planeado que acá podíamos tener un poco de cotidianeidad alquilando un apartamento y estudiando por un trimestre, pero no fue posible. El mundo es muy hermoso y los planes en otros continentes se alargaron. Solo nos quedó un mes para éste gran territorio que tiene la Gran Barrera Coralina de Arrecife, la más grande del mundo y donde tantos colombianos vienen, se enamoran y se quedan.

En donde? En Surfers Paradise, como así? Este no es este el aeropuerto de Brisbane?

Con mucho ánimo llegamos a Australia desde Kuala Lumpur, volamos en Air Asia, un vuelo de 8 horas por solo 100 dólares cada uno. La promoción la vimos meses atrás y la compramos inmediatamente desde Kuala Lumpur hacia Gold Coast. Para saber donde era Gold Coast miramos un mapa y vimos que era al lado de Brisbane. Un par de días antes de llegar a Australia planeamos nuestro viaje y decidimos comenzar por el norte, así que compramos un tiquete desde Brisbane a Cairns que salía 5 horas después de nuestra llegada. Al llegar nos fuimos a la oficina de Virgin Blue para chequearnos al vuelo para Cairns. La señora nos dijo que no había vuelos directos y nosotros le dijimos que imposible, que nosotros teníamos reservación para las 11 am. Al fijarse en la reserva nos dice: ustedes están en Gold Coast y su vuelo sale de Brisbane…. Que tal la metida de patas!. Ya no alcanzábamos a llegar a Brisbane e íbamos a perder el tiquete de avión que no era nada barato. Al final nos dimos cuenta que la playa Surfers Paradise, que queríamos visitar, quedaba justo fuera del aeropuerto, así que cambiamos la reserva y los planes. En un bus local nos fuimos para la ciudad y arrastrando la maletica encontramos un buen deal en el Vibe Hotel.

Surfers Paradise es una de las bahías que hay en Gold Coast una costa de 50 Km de largo. Es famosa por las olas para surf y por estar desarrollada al estilo Miami. A nosotros nos pareció bacanísima con una ruta para caminar y montar en bicicleta o patines por todo el borde de la playa y con edificios y casas espectaculares. La playa es muy amplia y de arena muy clara y fina. Como es el fin de la primavera todos están tomando el sol para tener un buen bronceado, pero el agua aun está muy fría. Había algunas tablas en las olas, pero no era la mejor época para surf. Las calles estaban llenas de bares, restaurantes y almacenes de todo tipo, mejor dicho un paraíso para darse gusto en el mar, la comida y las compras.

Buceando en la Gran Barrera de Coral en compañía de amigos colombianos


Buceando con un pez napoleón gigante, Willie
Fuad Muvdi (trabajaba en CitiBank) y Ana María Hincapié (trabajaba en Procter) salieron de Bogotá para viajar alrededor del mundo unos meses después que nosotros y en dirección contraria, desde mayo nos contactaron por mail al saber que nosotros ya estábamos en Africa y desde eso hemos estado comunicados, tratamos de encontrarnos en China y Japón pero fallamos por unos pocos días. Estando en Surfer’s Paradise les escribimos para saber donde estaban y nos contaron que iban a volar desde Sydney hasta Cairns para tomar un liveaboard (viaje en bote con dormida abordo) en el bote OceanQuest para bucear en la barrera. Qué casualidad, nosotros también íbamos para Cairns el mismo día y habíamos reservado el mismo bote. Así comenzaron 10 días de compartir el viaje y el gran sueño de darle la vuelta al mundo con unos amigos colombianos.





Nos encontramos en la noche anterior, para conocernos ya que solo Omar y Fuad se conocían. Al otro día tomamos un yate que nos llevó en tres horas bastante movidas al Ocean Quest que está anclado en la barrera en los arrecifes Norman y Saxon. Es muy buena la experiencia de buceo ya que cada compañía tiene asignados arrecifes diferentes y por ello no hay sobre población de buzos en al agua como en otras partes del mundo y con ello conservan un poco más los arrecifes.

Dormimos dos noches en el OceanQuest en habitaciones con camas dobles y baño privado, la comida estaba incluida y podíamos hacer 12 buceos  y caretear todo el tiempo que quisiéramos. La jornada comienza a las seis de la mañana con el primer buceo, luego el desayuno, dos buceos más antes de almuerzo, otro buceo en la tarde y uno más en la noche después de la comida. Al final sirven un buffet de postres para que nos acostemos contentos y con energía para otra jornada igual. Después del postre nosotros nos tomábamos un vinito y hablábamos como perdidos recién aparecidos, los cuatro queríamos compartir las experiencias y los sentimientos que éste gran proyecto nos había traído.

Vimos muchas tortugas

Tiburón de aleta blanca



Corales y peces
El buceo nocturno era una novedad para Ana y Susana y no era tan fácil tomar la decisión. La luz del barco atraía los peces curiosos y éstos a los tiburones así que justo donde queda la plataforma para la inmersión había seis o siete tiburones. Susana no buceó la primera noche pero si la segunda y todo estuvo bien, todos salimos completicos del agua…jajaja.


Omar y Fuad antes de saltar al agua de noche con los tiburones muestran sus dedos completos

Después de los doce buceos quedamos rendidos y los oídos nos zumbaban. Ana y Fuad decidieron acompañarnos en nuestra ruta hacia el sur por tierra y nosotros quedamos felices de compartir con ellos, así que alquilamos un carro.

La playa más linda del mundo "Whiteheaven"


Fuad, Ana, Susa y Omar en Airlie Beach

Uno de los más recomendados en Australia es la visita a Airlie Beach (700 km al sur) para tomar un bote y visitar las islas Whitsundays. Llegamos a Airlie y como los dos días anteriores no hizo buen tiempo todos los botes estaban represados y vendidos para el otro día que iba a ser soleado. Nos tocó esperar un par de días en el pueblo, que es muy pequeño pero tiene un ambiente muy bacano y una marina llena de todo tipo de catamaranes, yates y veleros. Al borde de la playa hicieron una laguna artificial que más parece una piscina y al borde hay un parque con asadores públicos y mesitas para hacer picnic. Todos los días hicimos asado, carne de canguro y langostinos fueon algunos de los platos. También fuimos a las playas vecinas, oímos vallenaticos, tomamos champaña, vino, cerveza, mejor dicho, que buen plan.


La Marina



Chuzos de langostino y lomo a la parrilla

Por fin nos montamos al Iceberg, un velero que fue construido en 1992 para competir la regata entre Hobart y Sydney. Ahora los nuevos dueños lo acondicionaron para recibir 12 huéspedes. Son dos los tripulantes que navegan y hacen la comida para los invitados. Como navegar tiene su técnica y requiere mano de obra pidieron ayuda y adivinen quienes fueron los primeros en saltar. Omar y Fuad se regalaron y con toda la energía ayudaron a subir y bajar esas velas. Luego de que les salieron ampollas en las manos, siempre que pedían ayuda, ellos se hacían los sordos, que risa!






Subiendo las velas

Pasamos una noche y dos días. Navegamos entre las islas y paramos en algunas bahías para caretear. La parada más importante es la de la playa Whiteheaven que dicen ser la más linda del mundo. Y si, es hermosa, 10 km de arena tan pura y blanca que parece harina. En esa isla no hay hoteles y solo se puede acampar con un permiso, es por eso que está tan conservada y linda. Nosotros nos quedamos con las ganas de acampar, con la espera el tiempo se nos agotó y no pudimos quedarnos, así que nos queda un motivo más para volver.



En Whiteheaven Beach

Que tal la playa?


Vista desde el mirador de Whiteheaven


Tomando el sol y disfrutando del viaje
Estuvimos felices, no podíamos creer el lujo que nos habíamos dado, navegar en un velero de carreras por las Whitsundays es definitivamente una actividad de primera categoría, es uno de los top 10 de nuestro viaje por el mundo; La sensación de tranquilidad de sentir solamente el sonido del agua y el viento, es sensacional! Así que la noche la pasamos al son de música y unos vinitos. Y de nuevo conversamos hasta más no poder. Luego del velero hicimos dos kilos de langostinos a la parrilla y tomamos champañita para celebrar en uno de los bbq de Airlie.




Con vestido para caretear ya que es temporada de aguamalas


En la proa del velero



Pinta de primera clase para actividad de primera clase
Manejamos 1100 km más en dos días hasta Brsibane donde dejamos a Ana y Fuad en el aeropuerto ya que ellos tenían que tomar al otro día un vuelo para Tailandia y así continuar con su vuelta al mundo. Para despedirnos almorzamos en el centro Brisbane. Nos quedamos un poco melancólicos ya que nos habíamos ajustado muy bien como compañeros de viaje y estábamos felices de poder compartir con personas tan parecidas a nosotros.


A pesar de la advertencia, no los vimos

Entregamos el carro. Nosotros seguíamos hacía el sur, primero a Byron Bay y luego a Sydney. Buscamos todas las alternativas y lo mejor fue alquilar un carro aprovechando una tarifa buena que había. Cuando llegamos por el carro nos dieron una nave de 3500cc. No tenían la gama que habíamos reservado, intentaron cobrarnos un poco más, pero al fin cedieron y nos fuimos en nuestro Holden, que es General Motors, de paseo para Byron Bay

Byron Bay


La hippie camper llena de hippies músicos



Es una playa con fama de hippie y de ser muy relajada. El desarrollo del pueblo es sencillo y pintoresco. Hay muy buenos restaurantes, barcitos y hospedajes. En el cabo donde termina la bahía es el punto más al éste de Australia continental y tiene un faro blanco muy bonito. El mar tiene buenas olas para surf. Nos tomamos el tiempo para encontrar hotel y dimos con Beachcomber que estaba casi todo reservado para los schoollies (estudiantes de colegio) que llegaban en dos días para celebrar el fin de año. Nos hicieron un gran descuento por eso que al final no nos molestó para nada.


Omar corriendo las olas


Los dos alquileres la tabla y el carro

Lo primero que hicimos fue alquilar una tabla de surf, así que nos pasamos cuatro días Susana en la playa y Omar en las olas. Pasamos súper y descansamos muchísimo.

Sydney


Vista del Harbour Bridge
Después de 1000 km más de viaje, llegamos por fin a Sydney un lunes en la noche, allí nos recibió Juan Carlos Pabón en su casa, un amigo de Mauricio Sanchez que nos había presentado un año atrás en una despedida nuestra. Antes de llegar nos contactó, siempre estuvo pendiente de nuestros planes y al final nos recibió en su casa en Chippendale y nos mostró la ciudad de la mejor manera, como un verdadero Aussie (local). La primera noche fuimos al Pub Rose, donde Juan Carlos dice ha enterrado parte de su ingresos, jajaja y lo tratan como un rey. El martes entregamos el carro y caminamos por la city, como llaman el centro de la ciudad. Fuimos hasta el Opera House, el ícono más importante de Sydney y compramos boletas para ver un ballet más por conocer el teatro por dentro que por la obra en sí. Después fuimos a Darling Harbour, un área hermosa llena de almacenes y restaurantes al borde de un puerto de botes pequeños. Entramos al Acuario de Sydney que disfrutamos mucho. Revivimos nuestra experiencia de buceo en la Gran Barrera y vimos muchos otros animales acuáticos de Australia. La novedad era el Dugongs que dicen solo se puede ver en dos partes del mundo y que asemejan a las sirenas, se parecen más a los manatíes pero con aleta de ballena atrás.

Dugongs
Por la noche nos fuimos para el Opera House y nos llevamos una grata sorpresa. El Ballet de Sydney estaba presentando la obra Concord que consta de tres actos diferentes de ballet contemporáneo dirigido por tres de los más preciados coreógrafos del mundo. El primero era un ballet clásico con influencia española basado en la poesía del escritor Garcilaso de la Vega. El segundo una comedia del siglo XV y el tercero una obra inspirada en las primeras visitas del hombre a Antártida. No pudo ser mejor nuestra visita a éste hermoso edificio. Salimos encantados. Susa dice que este espectáculo es definitivamente el que más a disfrutado en su vida, más que las operas en Europa, el cirque du soleil o los musicales de Nueva York. Pensamos que es un privilegio para los habitantes de Sydney, tener este tremendo escenario, ya el escenario atrae y promueve espectáculos de primera.


Casa de la Opera de Sydney
Al otro día nos fuimos a conocer las playas de la parte sur de la ciudad e hicimos una caminata de tres horas que pasaba por tres playas Coongee, Bronte y Bonti por un caminito al borde de las playas y el acantilado. Que ruta tan espectacular y las playas son muy lindas y limpias a pesar de estar justo al frente de la ciudad. Unas son de agua calmada y otras con olas para practicar surf y body surf, buenísimas.


En la noche Pabón nos había organizado una montada en moto con Andrés Franco, un amigo de Medellín que vive allá. Los hombres se fueron en las motos a darle la vuelta a la ciudad, mientras las mujeres nos quedamos en la casa de Lina y Franco, conversando.


La bahía en Circle Quay

El jueves en la noche nos encontramos con Mike, un amigo que conocimos en nuestro tour en Africa, con él pasamos 22 días viajando en el camión desde Cape Town hasta Victoria Falls. El trabaja en edición de televisión y nos invitó a unos tragos en el bar del Opera House que queda en la bahía donde muchos aussies van después de la oficina. Luego comimos en un restaurante muy buen en el barrio The Rocks que ahora es muy famoso y bonito, es uno de los más antiguos de la ciudad, donde quedaban las bodegas del puerto y ahora hay lujosos restaurantes y apartamentos.

Omar, Susana y Mike en el Opera Bar

El viernes almorzamos con Alvaro Navarro (compañero de Omar de la u) y Carlos Valero (amigo de Jaime Castañeda) quienes nos llevaron a una pastelería tradicional donde compramos rollos y pies para comer en el puerto acompañados de cerveza. Luego fuimos al Wild Life Sanctuary para ver a los koalas y los kanguros, ya que por más que lo intentamos no pudimos verlos antes y no nos podíamos ir sin conocerlos. Más tarde tomamos un ferry desde el Quay para ir a Manly Beach que queda en la parte norte de la ciudad. Durante el viaje se ve una panorámica de Sydney increíble y se toman las mejores fotos del puerto, las bahías y el Opera House. No nos metimos al mar, pero nos tomamos una sangría en un bar super lindo a orillas de la playa.


Son muy dormilones, lo tuvimos que despertarr para la foto



Vimos muchos atropellados en las carreteras

En la noche reservamos en el Heritage Belgium Beer Café, un restaurante especializado en mejillones y cerveza belga. Nos deleitamos con unos mejillones en salsa de quesos y un tartare de carne. Después Pabón nos mostró de lo que sabe, fuimos a tres bares muy bacanos y diferentes que quedaban en el sector de The Rocks. Tomamos y bailamos hasta que nos cansamos y nos fuimos para la casa.


Con Juan C Pabón comiendo mejillones
Al otro día fuimos al mercado de pescado con los compañeros de apartamento (Vero y Lucas). Todas las mañanas ahí se hace la subasta de la pesca y hay varios negocios que venden pescado y mariscos crudos o cocidos. Compramos ostras, langosta, calamar, pulpo, pescado, cangrejo y nos fuimos los cinco para el parque a deleitarnos con éste elegante picnic. Por la tarde caminamos por la ciudad y a las cinco fuimos a la casa de Carlos Valero que nos invitó a un picnic que hacen en su barrio para dar bienvenida a la navidad. El apartamento queda en Elizabeth Bay en un edificio hermoso totalmente retro y tiene vista a dos bahías una por cada lado. Desde allí se puede ver el Opera House y el puente “Harbour Bridge”. Luego de una cervecita en el apartamento nos fuimos para el parque del frente donde disfrutamos como locales del concierto navideño en compañía de algunos de sus vecinos y amigos cercanos. Por la noche fuimos a un bar y allí conocimos unos amigos de Juan Carlos que viven un pueblo cercano a Sydney, y después de un día tan largo nos emparrandamos y nos fuimos a dormir.


Con Vero, Lucas y Pabón en picnic de mariscos



A los australianos les gusta el picinic y a nosotros tambien. De navidad en Elizabeth Bay

El domingo nuestro amigo Aussie nos llevó al aeropuerto y nos despedimos de éste gran país.
Australia es muy grande y nosotros solo tuvimos la oportunidad de ver una parte de la costa éste. Vale la pena visitarlo y explorar todo lo que tiene para ofrecer, la gente es muy querida y servicial y el lema de no worries! (sin preocupaciones) se vive y se cumple, así que el ambiente es bien relajado. Ya entendemos las razones para enamorarse de Sydney, es una ciudad con vida cosmopolita pero de un tamaño manejable, el mar y sus playas hacen que la vida sea encantadora, no me imagino lo que disfrutan los que logran tener un botecito o los que practican cualquier deporte de mar después de la U o el trabajo. Que vida!!!